28 mayo, 2007

Invitaciones que esperan...

Siempre que paso por "The Winnes", un lugar donde se degustan vinos, me acuerdo que tengo una visita pendiente.
Desde la puerta de entrada promete ser un lugar intimista y cálido. Puede verse hacia el final del zaguán, el patio principal de la casona antigua, que podría ser la morada del dios Baco. Sus paredes están pintadas de color borgoña como los tintes que reflejan el malbec, el merlot o un cabernet sauvignon. Acompaña muy bien la decoración del mobiliario y sobre todo la iluminación que imprime un clima de calma, placer y que aterciopela los sentidos.

Siempre fantaseé con la idea de ese lugar como un sitio sagrado, por ello es que me gustaría disfrutarlo con alguien "especial" o pasar un momento que considere como tal. Todavía no quiero cruzar el umbral.

Casi como duendes traviesos saltaron entre las hojas de un libro, ese par de invitaciones que pacientes esperan concretarse y que con tono picaresco me decían: "cuando pensás usarnos?, que esperás?".

Ha pasado un año que las tengo y ese día no ha llegado aún, por lo que instantáneamente reflexioné sobre ese refrán tan conocido que dice:

"NO DEJES PARA MAÑANA LO QUE PUEDES HACER HOY".


Bien podría invitarme a mí misma usando una tarjeta por vez. Eso es válido y real. Como también es real y válido que " no veo" sentada a Soledad con su soledad compartiendo unas copas de vino, en soledad.

Es obvio que ese lugar " me" espera o "nos" espera.
Ojalá sea lo último, porque me gusta el "DOS".

(sabes donde encontrarme)

Sol.

(pd: es tan real que cuando lo leo parece ficción y viceversa.)

Mendoza, 28 de Mayo de 2007 a las 4:30 am.



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